Cuando entré en el sótano del estudio de grabación de Berry Gordy Jr, en el West Grand Boulevard de Detroit, el bajo eléctrico era todavía un bebé. La creación de Leo Fender en 1951 aún no había encontrado una identidad, una situación que terminó con la primera nota que Jamerson tocó en un disco de la Motown.

En una trifecta trascendental y conmovedora, el instrumento encontró su voz, una incipiente compañía discográfica descubrió su latido y una generación dio un paso valiente para encontrar su ritmo.