Sylvia Robinson desempeñó muchos papeles en el mundo de la música: artista, productora y, sobre todo, ejecutiva discográfica. Pero como fundadora y líder del sello pionero Sugar Hill, se reveló como algo aún más raro. Era una visionaria.

En 1979, «Rapper’s Delight» de Sugarhill Gang introdujo el hip-hop en la corriente dominante mundial, ilustrando el potencial comercial y creativo del género. Robinson había supervisado la pista de acompañamiento del disco, reunido a los miembros del grupo y arreglado sus voces, pero fundamentalmente fue idea suya que el rap fuera siquiera viable como música grabada. Su lugar en la historia quedaría asegurado sólo por ese tema, aunque no fue ni mucho menos su único impacto en la dirección del pop.