Si el rock & roll tiene sus raíces en la pasión adolescente, la rebeldía adolescente, la inquietud adolescente, la sexualidad adolescente, entonces Etta James es una rock & roll hasta la médula. Empezó como un fenómeno adolescente en los años cincuenta, y cantaba con una energía cruda y desenfrenada que igualaba a la de sus homólogos masculinos.

Su primer éxito, de hecho, fue una respuesta descarada a «Work With Me Annie» de Hank Ballard; tenía 15 años cuando escribió y grabó «Roll With Me Henry» (también conocida como «The Wallflower»). La audacia erótica de Etta se hacía eco de la racanería de hermanas como Bessie Smith y Ma Rainey, pero en cualquier época se la consideraría una feminista de primera línea, una mujer lo bastante fuerte como para dramatizar la indignación de su género, para romper viejas cadenas y significar: «No quiero un perro guardián… quiero un hombre».