Es una procesión que parece estar fuera del tiempo: la Bobby «Blue» Bland Revue, que recorre el país a través de una agenda desordenada de aventuras de una noche. Peter Guralnick la ha llamado la Carretera Perdida, pero para quienes se despiertan preguntándose (o sin importarles) qué ciudad es, el nombre es siempre el mismo: La Carretera. Al timón de esta cansada caravana está la estrella, Bobby «Blue» Bland.

Parece un símbolo sexual improbable para la América negra, aunque para muchos eso es lo que es y siempre lo seguirá siendo. Hombre grande y abrazable, con una sonrisa inmediatamente entrañable, canta canciones de blues con una intensidad controlada y una ligera despreocupación, un estilo que confiere a sus letras más cáusticas una suavidad vulnerable. Otros de su generación han ido y venido, pero Bobby «Blue» Bland sigue siendo el Rey de la Carretera.