La tarde del domingo 3 de noviembre de 1991 fue un gran día para un concierto gratuito en el Golden Gate Park con Grateful Dead, Santana, Joan Baez, John Fogerty y Crosby, Stills, Nash & Young. Fue una fiesta clásica de San Francisco, con más de 300.000 personas, organizada, por supuesto, por Bill Graham Presents.

Pero el propio Bill Graham no estaba allí para orquestar los procedimientos con la precisión de un reloj y la ardiente intensidad de un gran director de orquesta. Junto con su compañera Melissa Gold y el piloto Steve Kahn, había muerto poco más de una semana antes, el 25 de octubre, cuando su helicóptero se estrelló contra una torre eléctrica. Bill Graham tenía 60 años.

«Quizá el comentario más apropiado sobre quién era y lo que dejó atrás es que su operación, en cinco días, podía montar un concierto para 300.000 personas con buen sonido, con total seguridad y sin incidentes», dijo Dennis McNally, publicista de los Grateful Dead. «Y un espectáculo en el que el último acto, los Grateful Dead, salieron al escenario y se fueron puntuales, al minuto».